En la aldea
19 abril 2024

La cava de anime

Con la llegada del chavismo al poder una nueva casta de individuos caracterizados por el resentimiento, asumió la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas. Años de promesas de futuras construcciones fabulosas solo alimentaron la esperanza de los incautos, mientras Odebrecht y la cúpula del régimen se enriquecían groseramente. La revolución se ha dedicado a desmontar el Estado, y un buen ejemplo de ello fue el espectáculo en el que la gestión de la alcaldesa del municipio Palavecino, del estado Lara, y difundido a través de sus redes sociales, hizo al entregar una cava de anime a un CDI; porque la prioridad es la propaganda y no los hechos concretos. Una burla a la civilidad.

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Zair Mundaray | 30 junio 2021

“Desde hoy Caracas tiene su metro”. Así titulaba el diario El Nacional del 3 de enero de 1983, en la gráfica de Lombardi, se veía al presidente Luis Herrera Campíns pasando el torniquete de acceso junto a ministros del despacho y funcionarios de la casa militar. Dignas de destacar fueron sus palabras pronunciadas en esa oportunidad: “Aunque una parte determinante del Metro se ha hecho en mi administración, esta es una obra de la democracia”. -sostuvo ante los medios nacionales y extranjeros que cubrían tan importante evento.

Esta frase digna de un verdadero estadista, denota como un líder del momento, anteponía el valor y bondades del sistema democrático sobre su imagen o trascendencia personal, una actitud que brilla por su ausencia en nuestro país desde hace mucho. Para quienes crecimos durante parte del periodo democrático o el Estado civil como debe ser denominado a mi juicio, estábamos familiarizados con la presencia del Estado afectando nuestro entorno con grandes obras públicas, políticas o eventos de gran envergadura, que tal vez eran tan habituales, que se hicieron invisibles para gran parte de la sociedad.

Los niños o adolescentes que vivíamos en la Caracas de los ‘80, presenciamos una transformación de la ciudad, en general para bien. Entre otras cosas recuerdo que la ciudad fue sede de unos Juegos Panamericanos, lo que provocó la proliferación de instalaciones deportivas; también se había inaugurado el Museo de los Niños; el mismo año de la puesta en marcha del Metro, se inauguró el Teatro Teresa Carreño, el Parque del Este era esplendido con animales bien cuidados y un planetario de primer mundo. El Ateneo de Caracas ofrecía festivales de teatro para niños, títeres, cuentos, actividades culturales de toda índole; el Banco del Libro cultivaba la fascinación por la lectura; los paseos por el Boulevard de Sabana Grande y los grandes centros comerciales como el CCCT (Centro Ciudad Comercial Tamanaco), el Concresa, El Marqués, junto a grandes eventos en el Poliedro de Caracas, generaban una sensación de estar en un país pleno desarrollo.

“Tratar de establecer qué nos pasó como sociedad para involucionar hacia la Emergencia Humanitaria Compleja que enfrentamos, es quizá una de las tareas más difíciles que hemos venido afrontando”

Para estudiar o hacer las tareas, era habitual visitar algunas de las bibliotecas de la red pública presentes en cada parroquia, eran frecuentes los festivales del libro o de teatro con presencia de invitados internacionales, en fin, hubo una intensa actividad a favor del desarrollo humano, en temas de educación, salud, deporte, alimentación, entre otros.

Tratar de establecer qué nos pasó como sociedad para involucionar hacia la Emergencia Humanitaria Compleja que enfrentamos, es quizá una de las tareas más difíciles que hemos venido afrontando; vale decir que ni siquiera en esa narrativa hemos podido lograr un acuerdo. Cada quien tiene su propia versión, tal vez lo único claro es que se trata de causas multifactoriales.

Con la llegada del chavismo al poder una nueva casta de individuos caracterizados por el resentimiento, asumió la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas. Nunca más asistimos a la inauguración de una gran obra pública, ni siquiera privada, pues hasta el Sambil La Candelaria fue convertido en un monumento a la ineficacia revolucionaria. Años de promesas de futuras construcciones fabulosas, solo alimentaron la esperanza de los incautos, mientras Odebrecht y la cúpula revolucionaria se enriquecían groseramente. Frente a nuestros ojos ese país que parecía destinado a estar a la cabeza de Latinoamérica en desarrollo humano y económico, con muchos problemas que no pueden negarse claro está, se fue convirtiendo en algo mucho más parecido a un documental de los males africanos que solíamos ver por National Geographic. La pobreza material y de espíritu se hizo omnipresente, no me refiero sólo al que no tiene medios materiales para una vida digna, sino también a aquellos que tienen millones dólares mal habidos y exhiben lujos desproporcionados, como los que conducen vehículos Ferrari en las ruinosas calles de Barinas, por ejemplo.

En días recientes, fuimos testigos de un acto que es el claro reflejo de esa pobreza espiritual a la que he hecho referencia. Me refiero al grotesco espectáculo en el que la alcaldesa del municipio Palavecino del estado Lara, Mirna Vies difundió por las redes sociales, como parte de lo que ellos denominan “gestión social en la calle”, un acto público en el que hacía entrega de una cava de anime al CDI “La Estancia”, presuntamente para el traslado de pruebas PCR. Por supuesto este hecho desató reacciones de rechazo de toda índole por parte de la ciudadanía.

No conozco a la alcaldesa, sin embargo, en sus redes se autodefine como “mujer revolucionaria” (de eso no nos queda duda) y profesora jubilada de la UCLA. La revolución se ha dedicado a desmontar el Estado, la gran mayoría de los funcionarios tienen como premisa principal su propio sostenimiento dentro de la estructura corrupta de poder, y no la procura del bienestar general, para lo que se supone que fueron electos. Para eso, deben adular siempre a las cabezas de la dictadura, utilizar persistentemente el lenguaje revolucionario, y difundir como logro cualquier acción por ínfima que sea, pues siempre ha sido más importante la propaganda que los hechos concretos. Tal vez en ese afán de resaltar, ante la amenaza de ser desenchufada durante las próximas fraudulentas elecciones estadales y municipales, una anónima alcaldesa creyó que era buena idea proyectar su imagen a través de ese relevante acto de Estado.

Es un hecho para la reflexión, la meta es recuperar el tiempo y la senda perdida. El chavismo siempre será una cava de anime, de mala calidad, mediocre, temporal, sin ningún ánimo de trascendencia positiva. En plena época de la robótica, de la nube, de la información inmediata, del desarrollo más extendido de la ciencia y la tecnología desde la existencia del ser humano, hacerse propaganda a partir de la entrega de una cava de anime a un centro de salud, es una burla a la civilidad.

Solo una República democrática, con fundamento en el derecho y la educación puede llevarnos nuevamente al país en que se inauguraba el Metro, e incluso mucho mejor.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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