En la aldea
17 mayo 2024

Jairam Navas: “El amor es una decisión que uno toma cada día”

Enamorada de Ámsterdam y Maracay. No siente arrepentimiento, porque hasta de las situaciones más tristes se aprende. Es valiente, positiva, muy exigente consigo misma, y detesta la hipocresía. ¿Su mayor desgracia? “La soledad de abandonarme a mí misma”. De su mamá nos cuenta: “Ha sido mi gran apoyo”. ¿Su lema? “Donde centras tu atención, en eso te conviertes”.

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Alejandro Hernández | 20 mayo 2022

-¿Cuál es el rasgo que más define su carácter?
-Creo que valiente, porque, aunque hay muchas cosas que me dan temor, me atrevo a dar los pasos. Por ejemplo, irme a vivir a otro país, aprender otros idiomas o lanzarme a experiencias que, aunque no son cotidianas para mí, pruebo vivirlas. También, cuando fui taekwondista logré ser campeona de la selección juvenil y eso supuso una dosis importante de valentía.


-¿Qué es lo que más valora de sus amigos?
-La lealtad, que sean incondicionales.


-¿Cuál es su principal defecto?
-Que puedo ser terca y también muy exigente conmigo misma, porque pienso que lo que suceda, o deje de suceder, depende completamente de mí. He tenido que aprender a soltar, en esa etapa estoy.


-¿Qué cualidad aprecia más en una pareja?
-La conciencia, que sean conscientes de sus acciones. Entendí que el amor es una decisión que uno toma cada día, pero que si cada quien está consciente de sus actitudes y palabras se hace más llevadera la convivencia.


-¿Cuál es su ideal de felicidad?
-La felicidad es algo que debes asumir cada día, creo que es un estado que va cambiando de acuerdo a la edad; y una parte de ella viene con conocerse a uno mismo, desde los demonios hasta las alegrías. A mí hay pequeñas cosas que me pueden hacer muy feliz. En estos días estaba viendo el eclipse y reviví la misma sensación de alegría y miedo que tuve a los doce años, cuando vi por primera vez uno.


-¿Cuál sería su mayor desgracia?
-La soledad, pero no la de dejar de estar rodeada de personas, sino la soledad de abandonarme a mí misma, de perder las ganas o de no poder estar en armonía conmigo. 


-¿Quién es su autor favorito?
-Hermann Hesse me marcó con varios de sus libros. “El lobo estepario” me hizo entender muchos aspectos de mí, pero, de repente, llegué a una serie de cuentos, donde está uno que se llama “Alma de niño”, que me ayudó a reconectar con muchas cosas. El otro sería Francisco Herrera Luque, porque su libro “1998” me ayudó a entender el cambio que Venezuela sufrió ese año.


-¿Quién es su músico favorito?
-Jeff Buckley. Tiene un disco que se llama Grace que pasan los años y me sigue produciendo sensaciones impresionantes, me eriza la piel. Lamentablemente fue un músico que murió prematuramente.


-¿Y su pintor preferido?
– Vincent van Gogh y Armando Reverón. Ambos tenían una visión muy distinta de su entono y la naturaleza, y ambos murieron pobres. Mi contacto más cercano con el arte lo tuve en Holanda, donde viví diez años y estudié la carrera de historia, sociedad y cultura. Tengo ambas nacionalidades, también por eso los escogí (¡Jejeje!).


-¿Qué es lo que más detesta?
-La hipocresía, me desespera. A veces paso por antipática, porque no caigo en decirle cosas buenas a alguien si no las siento.


-¿Su héroe o heroína de la vida real?
-Mi mamá, porque es una mujer integral, que se graduó cum laude, es tercer dan en Taekwondo y ha sabido sacar adelante a todos en la familia. Ella es nuestra guía y ha sido mi gran apoyo.


-¿Un hecho militar que valore?
-No valoro ninguno, pero reconozco que han ayudado a generar cambios y procesos importantes en la historia.


-¿Qué virtud desearía poseer?
-Algo que me llena de mucha ilusión es poder utilizar los dones y talentos en pro de la sociedad. Para eso hay que empezar con cosas pequeñas en nuestra familia, en la cuadra o con quienes nos rodean. Eso me gustaría poseerlo o desarrollarlo.


-¿Una reforma que admire?
-Me parecería interesante una reforma agraria global, donde se logre una armonía con la tierra y la producción. Tengo fe en que en algún momento conseguiremos darle a la tierra el respeto que le corresponde.


-¿Cómo le gustaría morir?
-No me gustaría, pero entiendo que forma parte del ciclo de la vida. No quisiera sentir dolor, sino simplemente quedarme dormida y no despertarme.


-¿Cuál es el estado más común de su ánimo?
-Me gusta estar positiva, soy una persona alegre, un tanto seria y bastante determinada con las cosas que me propongo. Creo que es una fórmula que me ha ayudado a salir adelante.


-¿Qué defectos en la gente le inspiran indulgencia?
-He aprendido, con el tiempo, a no tener la vista en los demás; y, cuando veo defectos en otros, intento mirar adentro de mí a ver qué es lo que está fallando.


-¿Tiene un lema o una máxima?
-Donde centras tu atención, en eso te conviertes.


-Si tuviera la oportunidad de viajar en el tiempo y traer de vuelta a una persona, ¿a quién escogería?
-A mi bisabuela, porque es la persona por la que más amor he sentido y que más amor me ha brindado.


-¿Qué palabra eliminaría del diccionario?

-Bubilicius (¡Jejeje!), me parece absurdo que esa palabra haya sido incluida.


-¿Un ídolo?
-Bueno, el de esta generación, Guillermo Dávila (¡Jajaja!). No, mentira. Sanat Kumara, que es el precursor de lo que llaman el Shamballa, y es como la figura espiritual que rige a la tierra y a la humanidad.


-¿Cuál es su placer culposo?
-Escuchar El Alfa y Bad Bunny, me gusta y alegra la vida.


-¿De qué se arrepiente?

-Hasta ahora no siento arrepentimientos, porque hasta las situaciones más tristes y de mayor impotencia han contribuido en la construcción de lo que soy hoy, y en lo que quiero llegar a ser.


-¿Un sabor que le recuerde a su infancia?

-Las teticas de vainilla que vendían en la esquina de mi casa en Maracay.


-¿Una ciudad por la que sienta afecto?
-Ámsterdam, por las tantas cosas que me enseñó; y también mi ciudad, Maracay, por todo lo que viví en ella.

*Las preguntas pertenecen al “Cuestionario Proust”, una herramienta siempre vigente cada vez que los entrevistadores quieren conocer desde otro punto de vista a los entrevistados.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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