En la aldea
25 abril 2024

Carlos Andrés Pérez, el presidente inagotable

Un demócrata que recuerda la impronta en la vida de toda una nación de un hombre y su equipo. De las traiciones, de los golpes de Estado, de sus visionarias palabras, de una popularidad realmente envidiable que sobrevive a los avatares del tiempo y las infamias de su propio partido. El 27 de octubre de este año Carlos Andrés Pérez cumpliría 100 años, y aquellas palabras suyas parecen que hoy siguen retumbando: “Quisiera… que los venezolanos se dieran cuenta (de) que vamos a hundir al país en una tragedia que ya no debiera vivir jamás, nunca, Venezuela”.

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Francisco Suniaga | 15 junio 2022

El 30 de octubre de 2021 se creó un grupo de WhatsApp, cuyo administrador es Héctor Alonso López. Su objetivo es coordinar, desde un segmento grande y valioso de la nación socialdemócrata, diversas actividades para celebrar los 100 años de Carlos Andrés Pérez (CAP), el 27 de octubre de 2022. Me invitaron a participar y lo hice con el mayor de los gusto porque creo que bien vale la pena, más en estos tiempos menguados y de gran confusión, exaltar la figura de un gran presidente demócrata, uno de los venezolanos más importantes de la historia.

Como todo héroe de este país, su nombre y condición de ciudadano excepcional han sido atacados de manera inclemente por sus adversarios. Ese ataque fue particularmente intenso y eficaz durante su último mandato, cuando desde diversos sectores, incluso desde su propio partido, fue objeto de una campaña incesante, y en nada cristiana, que terminó por convertirlo en otro héroe roto, destino del que aquí ni Simón Bolívar pudo escapar. De paso, con esa infamia, nos legaron el régimen más destructivo e inmoral de la historia de América Latina.

Era tan absurda la gavilla que parecía la descrita por Enrique Santos Discépolo en su tango “Siglo XX”. Políticos de extremos ideológicos, Luis Alfaro Ucero, Rafael Caldera y Hugo Chávez, dueños millonarios de medios y periodistas limpios, intelectuales, juristas, ex ministros, populacho… “revolcaos en un merengue, y en un mismo lodo, todos manoseaos”. La alianza antihistórica que denunció David Morales tres lustros antes y que, en este siglo Mirtha Rivero, con agudeza e inteligencia, denominó náufragos rebeldes.

“A ese agigantamiento de la figura del presidente Pérez ha contribuido el contraste permanente que se hace con el presente chavista”

Y eso eran, unos náufragos perdidos cuyos cabecillas pusieron sus mezquindades por delante y rumiando resentimientos -ninguno calzaba sus zapatos ni podría hacerlo en lo que les quedaba de vida- se dedicaron metódicamente a demoler su gobierno, primero y su figura, después; y fueron supremamente letales. En una clase magistral, ante un grupo de estudiantes de posgrado de la Universidad Central de Venezuela, e incluso dos profesores visitantes de la Universidad de los Andes de Bogotá, el presidente Pérez lo reconoció con la entereza de la que era característica. Una joven, al final de su conferencia, emocionada le dijo:

Presidente, pero sus enemigos no pudieron con usted”.

A lo que Pérez le argumentó:

Claro que sí, me sacaron de Miraflores, de mi partido y me tienen aquí preso, claro que pudieron”.

Eso lo lograron, pero la figura de CAP desde entonces no ha hecho sino crecer hasta hacerse un recurso inagotable para los demócratas. Las generaciones de venezolanos que ahora comienzan a vivir sus veinte años, curiosamente, lo han conocido de la manera más objetiva: los documentos e imágenes de la época de su defenestración. En particular una entrevista, muy difundida en las redes, hecha en el programa Primer Plano, por Marcel Granier, en noviembre de 1998. Cuando, como si estuviera mirando lo que aquí ha pasado, CAP dijo:

Quisiera… que los venezolanos se dieran cuenta (de) que vamos a hundir al país en una tragedia que ya no debiera vivir jamás, nunca, Venezuela”.

A ese agigantamiento de la figura del presidente Pérez ha contribuido el contraste permanente que se hace con el presente chavista. Y mucho, la divulgación de la obra de sus dos gobiernos, en particular, los planes económicos, políticos y sociales que constituían “El gran viraje”. Allí están las cifras, las estadísticas y las concreciones de políticas exitosas, aun por encima de las conspiraciones golpistas y la campaña de los náufragos. En los medios y redes están las entrevistas de Miguel Rodríguez y demás miembros de su último gabinete económico, explicando y argumentando con otros economistas sobre sus decisiones en esa materia.

Lo que no he visto hasta ahora publicado de manera seria, sistemática y científica son las críticas de sus detractores. Pura habladuría sin fundamento. No hay ni un librito, ni un folleto, ni una entrevista siquiera, que nos diga a los venezolanos cuáles eran las perversiones del gobierno que derrocaron. Ni siquiera la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que dictó aquella decisión vergonzosa ordenada por los conspiradores les podría servir. Fue abolida y se convirtió en absolutoria por el juez último, el pueblo soberano de Venezuela.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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